«La vida continúa siempre igual,
adentro y afuera,
y este silencio es una verdad.»
Querido Lisandro:
Hace rato ya que ninguno de los dos sabe qué escribir. Ni una fatigada línea irresponsable en meses. Ni una sola. Ésa es la pringosa realidad en donde chapaleamos como marmotas o mamotretos. Tal vez nos ha llegado la hora de admitir que ni siquiera somos futuras promesas de un Parnaso remoto. Seguimos, eso sí, garabateando desaciertos en libretas que no hacen más que acumularse, así como se acumulan los años, las frustraciones y los rencores. Ni más ni menos. Tendrán el reconocimiento del polvo o de los gusanos. Qué más da. Mientras tanto, el mismo ronroneo lerdo de los días, esperando algún tipo de acontecimiento contundente, alguna sacudida bestial que remueva los cimientos de la abulia que con tanta paciencia hemos cosechado. Una sacudida o golpe similar al que produce un cuerpo si se deja caer desde un séptimo piso en plena acera. Read the rest of this entry ?